22 enero 2008

Esperanza lejana

 

Esperanza era lo que tenían a montones aquellas gentes que emigraron desde los míseros pueblos andaluces durante los años 50, 60 y 70.

 Trabajaron en lo que salía en las ciudades del norte de Europa, como todo el mundo sabe, sin conocer ni el idioma, ni las costumbres. Y, como decía en una canción Carlos Cano, llevaban el nombre de la estación de Düsseldorf apuntado en una libreta porque ni siquiera sabían a donde se dirigían.  

Con los ahorros compraron pisos en la ciudad y dejaron los pueblos ya definitivamente. Y esos pisos son los que se amontonan en callejones como el de la foto, que proliferaron en esta Granada, tierra soñada por mi, a lo largo y ancho del Camino de Ronda, Pedro Antonio de Alarcón, la Chana, el Zaidín, el Polígono y otras zonas de esta ciudad que ya no tendrían mas solución que ser destruidas por un terremoto. 

Eso si, con los bloques vacíos, por supuesto. Es obvio que los bloques no brotaron como plantitas tras la lluvia. Los constructores, políticos, promotores inmobiliarios y demás personajes pasarán a la historia como ejemplo de cómo se destruye una ciudad.  


 Lo peor es que cuando ya se ha destrozado el paisaje urbano, ahora han pasado a destrozar el paisaje rural, con tiras de viviendas adosadas que parecen un salchichón tendido en el paisaje, cada vivienda es una rodajita que ellos se engullen entre panes hechos de billetes.
¿¿¿Donde atacarán mas tarde???

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